sábado, 8 de julio de 2017

El camino es difícil

Por mucho que sabes que el camino será difícil algunas veces las piedras del camino parecen ganarte. Parecen reírse a cada tropezón, a cada nueva cicatriz, a cada gota de sangre. Y sin embargo te levantas y lo intentas de nuevo. Intentas dejar de lado el dolor que se crea en la mente, esa pequeña voz que te dice que no puedes. Y cierras los ojos en busca de ese susurro del corazón, ese que te recuerda por qué sigues adelante, ese que se hace presente al ver su pelaje alazán bajo el sol de la tarde.

Qué difícil es el camino del que intenta lograr su sueño. Qué difícil es mantener el ritmo frenético de los días que pasan apresurándose al Gran Día. Y qué difícil es encontrar entre el frenesí un momento para la tranquilidad. Y qué fácil es encontrarlo sobre tu lomo, cuando tu cuello se extiende y dejamos riendas sueltas a la libertad.

A veces pierdes el rumbo en tu camino, pero dicen que nos perdemos en las cosas que nos gustan y nos encontramos en ellas también. Quizá tengan razón. Porque estoy intentando seguir este camino que se abre ante mi, ese camino que escogí a pesar de la bifurcación. Y a veces siento que me pierdo entre las ramas que parecen entorpecer mi camino, y sin embargo me encuentro. Me encuentro en este camino jodidamente difícil. He descubierto mucho sobre mí misma durante el trayecto, cosas que hubiese sido incapaz de descubrir si hubiera cogido el camino fácil y seguro.

¿Y sabes qué?
Aunque esté llena de heridas, aunque duela, estoy aquí luchando por un sueño. Y tarde o temprano lo conseguiré. Lo sé.

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